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"Axel es como Mozart": conocé el origen de uno de los músicos viedmenses más importantes en el país
Héctor Introini, padre del tecladista de Tini Stoessel, sigue radicado en una calle de tierra de la ciudad y brindó una charla de más de tres horas a NoticiasNet.
Por Fernando Manrique
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Fotos: Vanesa Schwemmler.
Axel Introini con sus jóvenes 27 años es uno de los mejores tecladistas del país y nació en Viedma. Debido a su perfil bajo, siempre ha sido más reconocido en Capital Federal y en sus giras por la Argentina y no es tan nombrado en nuestra ciudad, no están los flashes puestos como con otros artistas.
A pesar de su corta edad, es una pieza infaltable en los shows de Tini Stoessel, quien llena todos los escenarios en donde se presenta aquí y en el mundo. También acompañó con su teclado a Dante Spinetta, a Vicentico, a Brenda Asnicar, Tiago PZK y prácticamente no tiene techo.
En el polo opuesto del estrellato, de las luces de la "Gran Ciudad", en una calle de tierra de Mayor Linares se halla el creador de este artista: Héctor Introini.
El mismo Héctor nos invitó a su casa, en una mateada que se extendió más de tres horas, entre anedcótas, tocadas e imágenes del recuerdo.
El hombre que hoy peina canas nació en el kilómetro 0, en Congreso, y era gimnasta. Hasta fue uno de los "Susanos" de la diva de la tevé. Se enamoró de Alicia (la madre de su hijo mayor Leonardo), quien es de Viedma y se vino a esta ciudad. Acá montó un gimnasio en la calle Garrone, tiempo después se separó y conoció a la madre de Axel.
Para este tiempo, a los 40, se dedicó a la mecánica y encontró un nuevo amor con el saxo. Mientras el tocaba el saxo, su hijo Leo hacía magia con su guitarra y el pequeño Axel ya con cinco años hacía hablar al piano.
"Todo lo que es hoy lo adquirió de la cuna y del ejemplo. Yo soy fanático de la música clásica y he escuchado 100 veces los conciertos de Chopin, tuve una sensibilidad desarrollada en la época adecuada", indicó y señaló que cuando su hijo quería ir a jugar a la pelota le pedía que toque unas escalas antes de irse y allí se colgaba con el piano.
En este sentido, enfatizó: "Yo cuando les enseñé música a los pibes fue porque a mí me hizo bien y la música genera resonancia, distintas vibraciones con la información que transmite la música. Una creación musical es una manifestación emocional".
"Es un tipo simple"
Consultado sobre cómo hace para no perder la humildad, manifestó que El Cucho (como él lo llama) "sabe venderse, pero es un tipo simple por el ejemplo que le dí, porque yo a la mañana me ponía el overol y salía a laburar. Los sábados terminaba con los martillazos, me bañaba a las 7 de la tarde y salíamos a tocar a algún lado. Yo nunca fui careta y mis hijos aprendieron la verdad de las cosas".
"Mis amigos siempre se acuerdan que yo traté a mis chicos sin ser condescendiente y Osho siempre decía que no hay mayor demostración de amor que ponerle límites a los hijos", subrayó.
Introini padre contó que siempre hacían shows con su vieja banda La Galera y allí Axel ya tocaba como un profesional. Para su gusto, siempre se emociona cuando lo ve tocar jazz, aunque entiende que lo que más vende hoy es la música comercial.
"Acá nunca se habló de fútbol, ni de autos, y no venía nadie que no fuera músico. Yo he sufrido con la música, pero los resultados ahora lo justifican. Un día agarré el televisor, le pegó un arrancón al cable y nunca más hubo tele, así que nos pusimos a estudiar música y el pibe -por Axel- agarró el piano y mira lo que salió", explicó.
"Axel toca todo por improvisación, no sé cómo hace para tocar sin pensar lo que va a tocar, tiene una cosa que te capta y no podés usar la cabeza. Axel es como Mozart, parece que estoy exagerando, pero Mozart cuando estaba en las fiestas improvisaba, tocaba lo que se le cantaba y no es que tocaba la sinfonía número 40 al pie de la letra. Este pibe también improvisa", precisó.
"Él me tiene que enseñar a tocar"
Héctor relató que cuando Axel tenía 13 años fueron a Bahía Blanca para que se perfeccione con el mejor pianista de esa ciudad y lo que salió de ese encuentro lo dejó impactado.
Describió: "Nos sentamos a charlar con él, le dije al chabón cómo quería que le enseñen porque no quería que lo estropeen y la cosa es que estuve como 45 minutos, en un momento me di cuenta que estaba siendo un pesado y les dije que lo escuchen. Me dijeron que sí y ahí tocó un blues. Cuando terminó de tocar le pregunté qué onda y el tipo me dijo 'Yo en teoría le puedo enseñar todo lo que vos quieras, pero él me tiene que enseñar a tocar a mí. Acá en Bahía Blanca no hay quien le enseñe, tal vez en Buenos Aires, lo que tendría que hacer es irse a Estados Unidos'".
Quedó anonadado y siguió tocando tal como sabía "porque yo tampoco era músico ni tenía las cualidades que después desarrollé. Yo le creí al profesor, pero para mí era irrealizable. Y terminó teniendo razón porque él luego se hizo fanático de Axel, con su banda ATR, y no sabía que era Axel".
Agregó que en Capital Federal hay otro guitarrista de renombre a nivel internacional, llamado Ricardo Perican, que lo invitó a tocar y "el chabón le dijo 'qué manera de tocar, vos sos un monstruo. Si querés venite a vivir a mi casa que yo te voy a bancar'. Esas cosas te hacen una idea de lo descomunal que es. Axel es un number one y salió de la calle sin asfalto y del barro de acá, en Viedma".
Un dato más es que Axel en su adolescencia le dijo a su papá que no iba a parar hasta ir a Las Vegas y hace poco cumplió ese sueño de la mano de Tini. Sin dudas, Viedma es un semillero importante de músicos y Axel, con la disciplina adecuada, ha demostrado que no tiene parangón.
