20/05/2022

Laura y Olga viajan por el mundo en un Mehari y pasaron por Viedma: cómo fue su experiencia

Dialogamos con una de las aventuras, quien se refirió a cómo son los viedmenses y lo que más la cautivó de nuestros paisajes.

Laura y Olga viajan por el mundo en un Mehari y pasaron por Viedma: cómo fue su experiencia

Por Fernando Manrique

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Cuando se trata de viajes por el mundo lo primero que se nos viene a la cabeza son los programas de Marley y otros formatos que nacieron inspirados en esos enlatados. Pero existe una dupla que rompe con todo lo que estamos acostumbrados a ver.

Se trata de Laura Ferri, que le dio nacimiento a la travesía “Aventuras en Mehari” y su amiga Olga Bonardo.

Laura tiene 62 años, es de Necochea y hace 12 años renunció a su trabajo para dedicarse a viajar. Su locura se hizo extensiva y hace dos años se sumó Olga. Ambas pasaron por Viedma y Carmen de Patagones y contaron sus experiencias.

¿Cómo nació esta idea?

Soy Laura Ferri, soy de la ciudad de Necochea, tengo 62 años y hace 15 compré un Citroën Mehari de 1973, de plástico y de lona y a los pocos meses hice un viaje que era como una locura, de 500 kilómetros. Allí comenzó mi historia con los viajes, comencé a ir a encuentros de Mehari, a hacer viajes cada vez más largos. A los 50 años renuncié a mi trabajo, escribí mi primer libro que se llama Aventuras en Mehari, que le da el nombre a todas mis redes. Empecé a venderlo y ahí me di cuenta que no me iba a faltar nada, empecé a tener más confianza y más seguridad, a mirar que todos tenemos nuestras partes buenas y que las negativas no salen si vamos con buenas intenciones. Eso me hizo viajar con mucho disfrute, en espiral, casi nunca recto y en 2014 cumplí mi sueño de viajar sin rumbo fijo y con tiempo.

Estuve 400 días de viajes y crucé cuatro países de América: Perú, Bolivia, Chile y Argentina. A la vuelta escribí mi segundo libro que se llama Sola y en un auto viejo, que ahora voy a hacer su presentación en mi casa de Necochea. Hace dos años, con la excusa de escribir un libro, estuve en Iruya (Salta) y ahí la conocí a Olga Bonardo, que tiene 64 años, y es de Gobernador Crespo, de Santa Fe. Ella se interesó, decía que estaba loca porque había renunciado a mi trabajo y había vendido cosas y luego se quiso subir a este proyecto de un viaje de 11 meses, donde hicimos la ruta Nacional 40, desde La Quiaca y hasta cabo Vírgenes, sin saltar ningún ripio y luego nos fuimos hasta Tierra del Fuego. Ahora estamos subiendo por la Ruta 3.

¿Cómo te animaste a dejar todo y viajar sin ninguna brújula?

Yo ya había hecho varios viajes y en el año 2009 tuve una crisis muy grande y estuve enferma. Ahí comencé a pensar que la vida no podía ser como yo la creía, tenía una insatisfacción que es bastante común en este sistema capitalista salvaje. En la carrera de tener y hacer cosas hay una insatisfacción que nos llena a un pozo profundo. Pero luego de que me tocó eso empecé a buscar otra manera de pensar. Viajando me empecé a dar cuenta del poder de decidir y a principios de 2010 renuncié a mi trabajo como asistente educacional y como profesora en secundarias, terciarios y en educación especial, amaba mi trabajo, aunque me sentía un poco atada porque el sistema educativo no es tan horizontal y democrático como debería ser.

¿Cómo sobrellevan los problemas que van teniendo con el coche?

Al principio hay algo de temor porque uno sale de la casa con el auto bien y todo en orden, pero siempre pasa algo. Ese fue el primer ejercicio, controlarme y no largarme a llorar. Fue difícil lograr una calma para ver las cosas más claramente, pero con el tiempo lo fui ejercitando de tal manera que Olga también se contagió. En Salta hemos roto el motor y lo primero que hicimos fue parar, tomarnos unos mates y miramos alrededor... disfrutamos el paisaje y nos fijamos si teníamos señal. Vamos de lo más sencillo a lo más complejo, no pensamos que es lo peor que nos podía pasar, lo tomamos como un inconveniente más y empezamos a pensar una solución. Si se nos pincha una goma, como no tenemos fuerza ni tenemos un crique, no la cambiamos y pedimos ayuda.

Esto genera otra manera de ser, que no es personal, sino que es la verdadera manera del ser humano que la va perdiendo a medida que se va metiendo en la rueda de tener y de ser del sistema.

¿Qué encontraron de distintivo en Viedma?

Una cosa común en los viajes es que encontramos lo mejor de la gente en todos lados. No específicamente en un lugar, sino que en todas partes encontramos lo mejor de la gente. En Viedma encontramos a un chico en una estación de servicios que empezó a mirar nuestros videos, nos empezó a seguir y quedó admirado de que dos mujeres grandes estuviéramos haciendo esto. Después estuvimos en la zona de chacras del Idevi y los atardeceres fueron muy bonitos. Cuando estás liviana de equipaje aparecen cosas increíbles y estuvimos en un lugar donde nos prestaron una cabaña frente al mar. Ahí también visitamos los puertos de San Antonio Oeste, San Antonio Este, Punta Perdices, todos los lugares los sentimos hermosos por paisajes y por lo bueno de la gente.

En Viedma un chico del Citroclub nos regaló un llavero y vemos que en la cara de la gente les gustaría hacer algo así. Nosotros los alentamos y les decimos que se puede, que no es re fácil pero es totalmente posible.

¿Y la costanera que les pareció?

La costanera de Viedma nos pareció preciosa, es súper prolija y ordenada, pero lo único es que le faltan baños. El Puente Viejo que antiguamente se levantaba nos pareció precioso.

¿Cómo definirías al Mehari?

El Mehari es un auto viejo pero fue mi primer auto y me da mucha seguridad, es simpático y es alegre. Se puede viajar en cualquier cosa, porque objetivamente es un auto viejo aunque es más barato arreglarlo. Nosotras somos aventureras y no viajamos para nada incómodas. Dormimos en el Mehari, tenemos nuestra garrafa y nuestro anafe cuando vamos a un camping y anoche dormimos en una estación de servicio en Monte Hermoso, no tenemos problemas con eso y no tenemos miedo. Lo principal es pasarla bien.

¿Ahora qué sigue?

No hay un punto de llegada, estamos por ir a Necochea donde tengo mi casa, hacemos algunas cosas en el auto, después nos vamos a La Plata donde tengo a mis hijos y vamos a tramitar algunas cosas, porque vamos a salir del país y queremos llegar a Alaska. Luego vamos a hacer una charla en Gobernador Crespo porque es el pueblo de Olga, que es muy chiquitito, de 6 mil habitantes y está muy revolucionado porque ella tenía un supermercado y era la señora del súper y de repente se subió a un Mehari a viajar. Tenemos ganas de conocer el mundo, pero vamos a ir hasta dónde lleguemos, no tenemos ninguna presión de correr ninguna carrera.

Laura ofrece de forma gratuita su primer libro "Aventuras en Mehari", que se puede conseguir enviando un correo a [email protected] . Para comprar su segunda recopilación de aventuras pueden comunicarse al celular  +54 2262 15512149

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