12/05/2022

Acusan de torturas a un oficial de la policía provincial

La fiscalía mantuvo la calificación del delito para uno de los acusados, y pidió la absolución del segundo imputado.

Acusan de torturas a un oficial de la policía provincial

El fiscal general Santiago Márquez Gauna acusó a un oficial de la policía rionegrina por torturar y agredir sexualmente a un par de jóvenes, quienes habían ingresado a una iglesia de Cipolletti con intención de robo. En caso de ser considerado culpable por el tribunal, le podría corresponder una pena de hasta 25 años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. En cambio, levantó los cargos contra un suboficial que había estado en el procedimiento pero que no habría participado de la golpiza, por lo que solicitó su absolución.

El hecho se produjo en mayo de 2020, en la sede de una iglesia ubicada en la zona norte de la ciudad. En la vivienda de al lado vivía el oficial Cristian Caumillan, quien al escuchar ruidos actuó rápidamente y redujo a los malvivientes mientras pedía refuerzos al destacamento. En el baño del lugar, el oficial habría sometido a torturas y sevicia a uno de los condenados y golpeado al otro. La fiscalía sostiene que además, le introdujo la cachiporra policial en el ano a uno de ellos.

El Tribunal de Juicio - integrado por Florencia Caruso, Marcelo Gómez y Sonia Martín -, tras escuchar la exposición de alegatos finales, informó que dará a conocer el veredicto el próximo lunes.

El fiscal jefe, Santiago Márquez Gauna, sostuvo que la figura penal que debe imponerse es la de tortura, que según el Código Penal conlleva entre 8 y 25 años de prisión e “inhabilitación absoluta perpetua” para ejercer cargos públicos. “Es indiferente que la víctima se encuentre jurídicamente a cargo del funcionario, bastando que éste tenga sobre aquélla poder de hecho”, remarca el Código en su artículo 144.

Según describió el fiscal jefe los testigos que declararon durante el juicio abonaron la teoría del caso de la fiscalía y la querella pudiendo acreditar la autoría por parte del principal acusado, quien además residía en el predio donde ocurrieron los hechos.

Explicó que en la madrugada del 17 de mayo de 20202, las víctimas en este caso habían ingresado a una cocina de un templo religioso con intenciones de robar, momentos en los que el acusado los escuchó e intervino dando la voz de alto y logrando reducirlos. Posteriormente y ya encontrándose uno de ellos boca abajo, le introdujo un objeto accediéndolo carnalmente mientras que a otro lo habría golpeado provocándole múltiples heridas.

Durante la investigación, prestaron declaración numerosos policías que ese día participaron del procedimiento, pero que habrían llegado con posterioridad al hecho materia de acusación. Es que el principal acusado habría pedido apoyo a sus colegas por radio y personal de distintas unidades se hizo presente en el lugar pocos minutos después del pedido de auxilio.

Entre lo más destacado de sus aportes, se encuentran las declaraciones de un integrante de la policía de Río Negro quien describió que el imputado habría “plantado” un cuchillo para simular que en el intento de robo los jóvenes habían utilizado un arma blanca. Además señaló que escuchó dos detonaciones de arma de fuego una vez que ya había arribado al lugar, dando por tierra la hipótesis de la defensa que todos los hechos se habrían dado en el marco de un enfrentamiento con armas de fuego.

En la investigación se secuestraron los teléfonos celulares de los policías que asistieron esa noche al lugar. De ellos se extrajeron conversaciones en las cuales mencionaban que de haber ocurrido “algo” de lo que se denunciaban, el principal acusado debía ser autor.

Por otro lado, el fiscal jefe reprodujo un audio que el acusado había enviado a un contacto en el cual le decía que dos personas habían entrada a su casa y que el “les había hecho sentir el rigor”.

Además destacó las declaraciones tanto de una médica de hospital de Cipolletti como del Médico Forense intergrante del Cuerpo de Investigación del Poder Judicial que describieron lesiones compatibles con signos de abuso sexual al examinar a uno de los agredidos. El cuadro probatorio se completó con las declaraciones de las dos víctimas del caso quienes describieron los vejámenes sufridos aclarando que no pudieron ver ni identificar a quienes lo habíam cometido. Sin perjuicio de lo anterior, gracias a toda la prueba producida durante el debate, la fiscalía concluyó que el único que pudo haber cometido el hecho era el propietario de la vivienda.

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