Obra de alto vuelo

| 08/03/2022

Un escritor local presenta una novela sobre una mujer que investiga violaciones y asesinatos en serie

Se trata de un libro que rompe con lo visto hasta ahora en nuestra zona, dado que cada página tiene una ilustración igual de potente que las letras. Su creador, Alejandro Lezcano Larreguy, habló sobre su obra y cómo fue su proceso de dos años.

Un escritor local presenta una novela sobre una mujer que investiga violaciones y asesinatos en serie

Por Fernando Manrique

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Fotos: Vanesa Schwemmler.

La ingeniería civil y la escritura parecen dos mundos totalmente alejados, pero él logró conectarlos y hacerlos propios. Su pasión por las letras surgió de los cómics y de autores como Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Herman Hesse y Charles Dickens. Tiene cuentos cortos y un policial que ya de arranque atrapa a sus lectores, bautizado "Símbolo Fuego" (2008). Sin embargo, su nueva novela rompe con todo lo establecido.

Alejandro Lezcano Larreguy, bahiense y adoptado por Viedma, ahora publicó "La Rebelión de las Justas", un libro que en cada página acompaña un potente relato con ilustraciones que están a la misma altura.

Se trata de un policial que mezcla ficción con la lamentable realidad de estos tiempos, de la cual justamente hoy es una fecha para abrir la cabeza. En su resumen, el autor explicó: "El asesinato y violación de seis mueres puede funcionar como un catalizador de emociones contenidas que buscan desesperadamente salir. Una mujer, abogada y en el papel de jueza, se encuentra en franco ascenso en un mundo dominado por hombres rancios. El caso, de público conocimiento, cae en sus manos. La desestabiliza íntimamente y decide hacer justicia contra el culpable, sin misericordia ni contemplaciones".

En una entrevista sin desperdicios, Lezcano Larreguy detalló cómo llegó a esta obra y su extenso recorrido previo.

Periodista: ¿Cómo surgió tu romance con la escritura y cuáles son tus trabajos previos?

Alejandro: Yo me dedico a la ingeniería civil, actualmente en la actividad vial, y toda la vida fui lector de suspenso, de policiales, de cómics. Después uno va creciendo y va tomando otros autores clásicos como Dickens, Borges y Cortázar. Entonces, siempre fui muy lector y hace unos cinco años me dediqué a tirar ideas de una posible novela, para sacarme el gusto, como un hobbie. Luego fue tomando forma, hasta que ya tuvo varios capítulos y me lo decidí tomar en serio. Me contacté con una editorial, le di un cierre y el 2018 publiqué "Símbolo Fuego". A partir de ahí, vi que la cuestión del arte literario me gustaba más allá de leer y que realmente me sentía bien escribiendo. Continué tirando ideas, buscando nuevas historias y siempre traté de desafiar un poco. Siempre busqué darle una vuelta de tuerca al suspenso, me crucé con gente muy creativa y muy generosa y me tiraron la idea de otro producto que no sea una sucesión del policial.

P: ¿Y qué se puede encontrar en "La Rebelión de las Justas"?

A: Es una historia de suspenso que está mixturada con el cómic o con la novela ilustrada. La hice a partir de conocer ilustradores como Jorge Amarilla y Fernando Baldó, que viven en Viedma, con la correctora literaria Marcela Larrañaga que me aportó una estructura y con el diseñador Mariano Blanco, que hizo mucho de lo que se ve. Se me ocurrió darle una forma de novela ilustrada que es muy común en los niños, en literatura infantil que se mezclan ilustraciones con textos, pero yo me pensé en algo para adultos con textos e imágenes.

El libro es una historia de suspenso, del ámbito jurídico, donde una abogada con un pasado desconocido y complejo decide elegir y crecer en un mundo mayormente de hombres. Es un mundo donde la tiran para abajo, donde le intentan socavar su crecimiento, pero logró llegar a ser jueza y en ese proceso se le presentó el caso de un violador y asesino serial que va por su séptima víctima. Ella decidió darle un corte y en ese camino se enrola y no le resultó tan fácil, porque hay todo un trasfondo de poder político que ampara eso. Ella se va haciendo fuerte, pero el camino no le resultó tan sencillo, tuvo traspiés y el que lo quiera leer tendrá que encontrar las respuestas al final.

Hay una pregunta que la dejo en la contratapa, que es la que dispara todo. Estamos embebidos generalmente en un formato de justicia, donde todo es discutible y llega a grandes encuentros de idas y vueltas entre abogados, fiscales y jueces. Pero acá me hice la pregunta ¿cuál es el límite para hacer justicia cuando hay algo que te quema por dentro? Y es la pregunta que se hace ella.

P: Las ilustraciones son tan fuertes como el relato, ¿eso cómo lo manejaste?

A: Sí, yo le dije a Mariano -el diseñador- que no quería que las ilustraciones pasen desapercibidas. Hay una intención de que las imágenes referencien al texto, pero que no te roben la imaginación. Yo les dije a los ilustradores lo que quería y lo fuimos puliendo, fue un proceso de dos años.

P: O sea que tuviste que hacer dos guiones, uno para las ilustraciones y otro para los relatos

A: Exactamente. Además, el diseñador le aportó cosas como detalles en colores y que juegan con el texto. En cada página te encontrás con algo distinto, a nivel de imágenes y de textos. Yo quería que el producto se destaque visualmente y es un libro para poder tenerlo en una mesita ratona y que no pase desapercibido.

P: ¿Y cómo fue animarte a escribir sobre algo tan sensible como los casos de violaciones? Porque estamos en un tiempo donde, enhorabuena, se pone la lupa a cada palabra que decimos. Por ejemplo, en el caso de la violación en grupo que sucedió en Palermo, muchos medios tuvieron que corregir el término de violación en manada y así pasa con cada término. Me imagino que vos también tuviste que pulir mucho tus primeros borradores y analizar detalladamente cada cosa que escribiste.

A: Sí, a mí siempre me nace la cuestión de reivindicar a la mujer y que los hombres nos hagamos a un costado. El nuevo siglo ya definitivamente lo tienen que dominar las mujeres y nosotros complementar lo que podamos, hasta donde nos dejen. Desde ahí me nace darle fortaleza a las historias. Luego en lo que respecta a las violaciones, he intentado acercarme lo más respetuosamente posible y siempre chequeando con mis amigas mujeres, algunas escritoras y otras no, para ver qué mirada le darían ellas. No quise caricaturizar al hecho, porque para quien vive eso debe ser durísimo y de sufrimiento eternamente. Entonces, traté de chequear con el ámbito que más lo sufre, a mí eso me parece lo más sano como escritor. Uno también se va nutriendo con la construcción de otras miradas, porque el escritor construye imágenes del lector con las letras y cuantas más consultas mejor.

P: Lamentablemente, hay imágenes de tu novela que se ven todos los días como la de la entrada al salón, con un montón de degenerados alrededor de la abogada. Esas imágenes de todos los días se vuelvan más repugnantes en el papel impreso, pero también es otra de los tantos episodios que suceden en el plano real ¿no?

A: Claro. Si bien está un poco exagerado, sucede que hay gente con cierta investidura que provoca desagrados sobre una mujer, que encima se anima a ingresar a un salón a paso firme, como lo que va se va contando en esa página. En definitiva, es lo que esa mujer hizo durante toda su vida, abrirse paso. Después hay una construcción en el título con la palabra "justas", porque después lo van a descubrir en el libro pero hay una rebelión de esas mujeres.

P: ¿Y cuál crees que ha sido el salto de calidad de tu primera novela "Símbolo Fuego" a ésta más reciente de "La Rebelión de las Justas"? ¿Qué puede encontrar de distinto el lector?

A: Yo creo que uno siempre va evolucionando, si realmente uno se compromete con el arte que le gusta desarrollarse, ya sea en la pintura, en la cerámica, en la música o en la escritura. Uno va aprendiendo de sus errores, de lo que dicen los correctores literarios y los lectores. Entonces, esa construcción de los textos ya la tomas con otro nivel de formación y de intensión. Pulís más veces lo que escribís. En la primera novela escupí lo que tenía, pero después empecé a darme cuenta que no escribís de una, que hay que corregir y te lleva más tiempo.

En ésta segunda novela disfruté el proceso de corrección apoyado en Marcela Larrañaga. Fue un ping-pong donde encontré una forma de escribir más sólida, más concreta. Además, ésta novela al ser ilustrada tenía que condensar una idea, una situación o una escena en poco texto. No es una novela de narrativa común, por lo que todo es más concentrado. Y por lo que me han dicho los lectores lo he logrado.

P: ¿Y cómo fue la sucesión de las historias, porque contás cuestiones de ficción pero están muy ancladas en la realidad? Y me imagino que mientras escribías te ibas interpelando a vos mismo...

A: Sí, yo tengo dos hijas mujeres y estoy embebido en un mundo de mujeres donde le presto mayor atención para reivindicarlas en todo lo que pueda. En ese proceso estoy muy perceptivo de las opiniones y de los comentarios. Mis hijas han hecho lo suyo, mi compañera también, mis amigas y todo lo que pasa afuera con los casos que vemos y cómo se abordan desde el lado masculino, desde el poder y desde la Justicia. En el medio, hay algunas cuestiones vinculadas al suspenso, que tiene que ver con el policial y esa parte no me la puedo sacar.

P: ¿Y cómo es la cuestión de conectar la ingeniería que está llena de números y la escritura que es un plano totalmente distinto?

A: Es algo interesante, porque una vez un psicólogo me dijo que la zona del cerebro que trabaja con los números también tiene que ver con la expresión artística. Yo de chico siempre dibujé, era muy lector y cuando me empecé a meter en la universidad me quedó a un costado. Pero hablé con gente que escribe, que viene de ramas como la Medicina y otras áreas más técnicas, y también les ha pasado que dejaron en suspenso sus escritos y después tuvieron la necesidad de volver. Evidentemente, hay algo que nace en la creatividad cuando somos chicos y después la vida lleva a que lo dejemos en pausa para retomarlo más adelante.

A mí la ingeniería me aportó mucho porque te hace ser ordenado a la hora de escribir, me permitió planificar y en un libro, cualquiera sea el formato, si no te pones plazos y un objetivo final claro no lo vas a lograr. Vos no te levantas una mañana, escribís a full y mañana ya está el libro, no funciona así. Como decía Einstein es un 1 por ciento de inspiración y un 99 por ciento de esfuerzo y de dedicación.

Si llegaste hasta acá no podés dejar tu mesa ratona sin este material. Sus dos novelas se encuentran en venta en las librerías Don Quijote de Buenos Aires 483, El Limonero Real de Alsina 401 y en Chulapa de Colón 651. "Símbolo Fuego" está $1000, mientras que "La Rebelión de las Justas" se puede adquirir a $1400.

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