Se cumplen hoy seis años de la absurda muerte del niño Shalom Rodríguez, mientras jugaba en una calle del barrio Álvarez Guerrero. 

El hecho dejó al desnudo una cruel realidad de ese barrio, conocido como Loteo Silva: la falta de espacios físicos para la diversión al aire libre, alejada de los peligros de la calle. 

Shalom murió tras ser arrollado por una camión repartidor, que circulaba a paso de persona por una angosta calle. Tenía apenas 10 años. 

Sin medir los riesgos de las travesuras infantiles, se colgó del rodado, y la tragedia se consumó cuando involuntariamente se soltó. 

A seis años no todo cambió: el barrio aun no cuenta con esa plaza. Si en cambio un parque lineal que lleva su nombre, con juegos, canchitas de futbol y un mural que lo recuerda. 

El barrio Alvarez Guerrero -o Loteo Silva- no contaba con una plaza. Había una reserva fiscal, donde la Municipalidad pensaba consolidar la plaza, y ceder terrenos para la construcción de un centro de salud y un jardín. 

Pero esa reserva fue usurpada en 2009. La ocupación ilegal se consolidó y el Municipio terminó regularizando esas tierras. 

Como consecuencia de estos hechos, el barrio se quedó sin plaza, y los niños jugaban en la calle.  Esa realidad sigue existiendo hoy, y los riesgos siguen siendo los mismos.