27/11/2021

Viedma: dramático relato de una chica que denunció a su ex por violencia, abuso sexual y presión para abortar

Publicó un hilo en Twitter con varios textos de todo el calvario que debió padecer. Lee su descargo completo.

 Viedma: dramático relato de una chica que denunció a su ex por violencia, abuso sexual y presión para abortar

En los últimos días una joven de Viedma hizo un hilo de tweets en donde cuenta el calvario que sufrió con su expareja. NoticiasNet intentó comunicarse con ella, pero un amigo indicó que no puede hablar por estar en vías legales contra su ex.

Aun así, sus posteos fueron compartidos por varias personas y permanecen en línea para que no le vuelva a pasar a ninguna otra mujer.

A continuación su descargo completo sin nombres y ubicaciones que puedan entorpecer con la Justicia.

"No sé cómo empezar a contar esto, es muy doloroso y horrible para mí, me llevó mucho tiempo poder aceptar todo esto y tener la fuerza para contarlo, realmente pensé varias veces si callarme y seguir con mi vida (y viva) hasta que tenga fuerzas o parar con todo este dolor sola y contarlo. Si seguía esperando el día que tenga fuerzas nunca lo iba a terminar contando, pero estoy harta de seguir con miedo cada día y si estoy hoy acá, viva y contándolo, es para que no le pase a nadie más. Mi historia no es corta, es larga, porque durante mucho tiempo sufrí un calvario (...)

Estuve tan mal que no quería vivir más, no quería ver más a esa persona, me hizo tanto daño físico y mental, que ni con toda la ayuda profesional voy a poder superar lo que me hizo por el resto de mi vida, sólo me queda hacerme fuerte, pero no aguanto más con esto. Todo lo que viví no se lo deseo a nadie más.

Todo comenzó con los maltratos verbales. Poco a poco se fueron sumando los golpes a la pared, los encierros, el estar siempre pendiente del celular y controlarme de una manera muy tóxica. En cuanto a mis redes sociales, yo no podía subir fotos mías, ni mucho menos hablar con amigos hombres, ya que si lo hacía me maltrataba verbal y físicamente. Pero más que nada fui víctima de su manipulación, ya que empezaba con ciertos discursos tóxicos que me hacían pasar por un proceso psicológico con el que lograba convencerme y hacerme creer cada palabra que él me decía. Fui perdiendo cada parte de mi ser, por dar y dar cada día.

Mis decisiones comenzaron a ser influenciadas y supervisadas por él. Desde cómo vestirme, qué iba a hacer en el día, con quién hablaba, de qué hablaba, y cosas peores. Para que se den una idea, una de las cosas 'mínimas' fue que tuve que dejar de cursar mi año escolar, ya que él me hacía pasar vergüenza enfrente de mis profesores, hablándoles tanto a ellos como a mis compañeros y eso era lo más leve porque si no, como consecuencia, tenía que cumplir sus morbosidades de tener intimidad mientras estaba en una clase o durante un llamado telefónico y dejar el micrófono activado.

 

Con el tiempo se iban agravando sus pedidos y todo era peor si se drogaba. Se volvía ansioso, su ira se tornaba incontrolable, los gritos fuertes fueron incrementando cada vez más y una de las cosas que más me asustaban era cuando íbamos en su vehículo y él, mientras manejaba, le daba golpes muy violentos al volante (una vez en uno de sus autos, le pegó tan fuere al volante que lo rompió).

También golpeaba los vidrios, pero eso no era lo peor, sino que mientras manejaba y discutíamos siempre me golpeaba: piñas en la boca, apretones de brazos y piernas, me ahorcaba contra la ventanilla. Por momentos siempre creía que íbamos a terminar chocando o volcando de lo fuerte e inconsciente que conducía, y temía por mi seguridad por las cosas que él me hacía mientras manejaba. Una vez trató de tirarme del auto y pisarme. Para salvarle lo agarré fuerte del brazo derecho y le quedaron marcadas mis uñas (lo especifico porque me culpaba de golpearlo y decía que sólo me pegaba o tenía 'ciertas reacciones' solamente porque se estaba 'defendiendo').

Otra de las tantas veces que íbamos adentro de un auto y me maltrataba, habíamos salir a comer a Roma, y cuando pedimos la cuenta un mozo me saludó y le sonreí (mi sonrisa, en realidad, fue de nervios y miedo a su reacción). No hicimos más que poner un pie afuera de la cervecería que comenzó a insultarme. Nos subimos al auto y empezó a conducir muy fuerte y sin rumbo, bajo el efecto del alcohol y las drogas. Yo no aguanté y me quise bajar, pero me agarró de los pelos (tan fuerte que me arrancó demasiado cabello y tuve mucho dolor en el cuero cabelludo y en la cabeza como por tres semanas). Y hasta me rompió toda la ropa con tal de que no me baje.

Momentos así y peores tengo demasiados para contar. Algunos fueron en Viedma o en Patagones, pero muchas otras situaciones de violencia las vivía en su casa de La Boca. Para él era más conveniente, ya que estaba completamente sola, lejos de mi casa, y nadie podía escucharme si gritaba. Cada vez que íbamos a la Boca el viaje duraba 10 a 15 minutos. Más de una vez casi chocamos, les juro que es un infierno lo que viví y lo que esta persona te puede llegar a hacer. Ni se imaginan lo que pasé, lo viví en carne propia y no se lo deseo a nadie, son horribles las situaciones a las que fui sometida y aunque esto me traiga muchos problemas no me quiero callar más, porque con un tremendo psicópata así no pueden estar tranquilas socializando, como si nada hubiese pasado.

Él no se muestra de la misma manera en cuanto a su personalidad como yo lo estoy contando ahora, con el resto de la gente. Tiene el poder de convencer a todxs con sus manipulaciones, con las drogas y con la plata. Se cree que tiene todo, pero es muy pobre de valores. Cuando yo me enamoré no sabía nada de él y me enamoré de una de las tantas esencias que tiene él muestra, pero al fin y al cabo de una persona así la gente ni se imagina de lo que es capaz de hacer.

Muchas de esas reacciones son influenciadas por las drogas, era muy dependiente, no había día en el que no se drogue y no era marihuana solamente: merca, pepa, hongos y todo lo que se podía meter y que pegue. No le bastaba con drogarse y autodestruirse, sino que me obligaba a consumir y a estar en las mismas condiciones que él. No soy la única que terminó arruinada, por suerte salí viva, pero destruida físicamente y emocionalmente.

En un momento yo estaba embarazada de tres meses, nunca dudé en tenerlo, pero el sí me obligó a abortar. Me mantuvo encerrada dos días, mientras él se iba a surfear. Me tenía amenazada para que no le diga a nadie. Estuve cuatro días más en una cama, sin poder moverme en lo absoluto, fueron seis días perdiendo demasiada sangre. Llegué a las últimas a la Clínica para una cirugía de urgencia a la que por suerte sobreviví, pero con consecuencias y problemas de salud. Ese fue el dolor más grande que viví.

Martes 19 de enero: tenía la primera revisión post aborto. Me dejó encerrada para que no vaya y él se fue a nadar. A lo que me escapé gracias a la ayuda de un vecino y fui al médico. Debía volver sí o sí, me tenía demasiado controlada, comenzó a llamarme a mí y a mi familia para saber dónde me encontraba y para que vuelva al departamento. Cuando vuelvo me comienza a gritar y a querer echarme por pedirle ayuda al vecino y por haberme escapado sin su permiso, pero todo terminó con él golpeándome y ahorcándome contra la columna.

Miércoles 20: me prohibía la comida y el agua (hacía demasiado calor esa semana). Me hizo muchos maltratos verbales y físicos, abusó de mí sexualmente y me obligó a grabarme.

Jueves 21: me desperté con gritos y una piña en la boca, apretones de brazos y tirones de los pelos, todo por no querer mirarlo a los ojos. A la tarde de ese día fuimos a su casa a buscar agua, y comenzó a violentarme de tal forma que me dio mucho miedo. Justo tenía el celu en la mano, así que fingí que me llamó una amiga para que me deje ir un rato a su casa hasta que se calme. En realidad la llamé yo, pero si le decía eso no iba a dejar irme. Esa noche cuando volvió a buscarme a la casa de mi amiga, me pegó tantas veces y de tantas formas que no pude moverme por 16 horas. Pedía ayuda a gritos, pero cada grito que hacía eran piñas en la panza, patadas fuertes en el cuerpo, piñas en la boca, piñas en la cabeza y contra el piso.

Tuve que dejar de gritar porque me metía las manos adentro de mi boca para que no lo haga. Me ahorcó demasiadas veces. En la última quedé inconsciente por unas dos horas. Esos son algunos de los golpes que me provocaron no poder moverme por días y por varios de estos golpes hoy en día tengo problemas de salud.

Viernes 22: me llevó a mi casa, tenía que fingir todos mis golpes. 40 grados de calor y yo tapada hasta el cuello. A la hora de que me dejó en mi casa chocó el auto y me echó la culpa. Comenzó a mandarme mensajes y llamados violentos. Luego de los trámites en el seguro vino a mi casa y me amenazó con que no diga una palabra porque 'iba a haber consecuencias'. Esa noche él tenía una fiesta electrónica, a la madrugada me escribió muy drogado pidiéndome que cumpla sus necesidades sexuales.

Sábado 23: fuimos a pasar una tarde de río con mi familia y Federico. Mi familia sospechó de un par de golpes, Federico me obligó a mentir y empezó a molestarme y a maltratarme. Más tarde comencé a tener llamadas perdidas. Me engañó diciéndome que me llevaba al médico, pero me llevó a su departamento e intentó abusar de mí. Intenté irme pero no me dejó, me llevó al médico después y tenía miedo. Intenté de todo para que él me deje entrar sola al consultorio (yo nunca podía entrar a ningún lado sin su permiso y sin que esté él). El médico me revisó, vio todos los golpes y dificultades que tenía para moverme y me dio órdenes de urgencia para varios médicos (traumatólogo, neurólogo, ginecólogo, entre otros) y analgésico, ya que tenía demasiado dolor y casi medio cuerpo inmovilizado. Al salir del médico me llevó de inmediato a su departamento y discutimos porque yo planteaba que necesitaba ayuda y atención médica y él no quería llevarme. Los maltratos empezaron de nuevo, pero le supliqué que me llevara a casa.

Domingo 24: recibí notificaciones y videos en los cuales él estaba demasiado drogado y no podía aguantar en mis condiciones sus estados violentos que tenía cuando estaba así. Fui a buscar mis cosas y le pedí terminar la relación y que me deje en paz. Se negó, no quiso eso por nada en el mundo y me llevó a mi casa, para después quedarse a almorzar sin mi consentimiento.

Todo explotó cuando él se fue sin rumbo después de una discusión en la calle y yo empecé a caminar. Estaba con un short y una bikini porque supuestamente después de almorzar en mi casa me había invitado a ir a la playa, pero fue uno de sus tantos engaños y me llevó a su departamento a que le muestre mi celular.

Pasaron unos minutos y me llamó amenazándome y diciéndome varias cosas: una de ellas fue que estaba afuera de mi casa y me preguntó si yo había cambiado de opinión en referencia a si le iba a mostrar el celular o no. No le contesté con puntualidad y me lo crucé a unas calles aledañas a su departamento, que era el lugar en el que yo me encontraba. Me dijo a los gritos 'subite ya al auto', 'dale pendeja de mierda', '¿me vas a mostrar el celular, con quién hablas?'. Yo me negué a subir y arrancó muy fuerte, conduciendo como un loco y me gritó amenazándome 'me voy a tu casa', 'le voy a decir todo a tus viejos'. Me amenazaba con cierta historia falsa de una tarjeta y en ese momento reaccioné del shock y me fui a la Comisaría de la Mujer. Cuando me encontraba a dos cuadras de la misma estaba tan desconcertada, cansada y con mucho miedo, sumado a que estaba muy dolida por los golpes de los días anteriores. Era un día de mucho calor, no estaba hidratada y no me animaba a ir en esas condiciones a la comisaría. Sentía demasiada vergüenza en mostrarme así, temía por mi vida, seguía caminando en círculos por el mismo lugar, pensando. Hice eso unas cinco veces, hasta que dije 'no, yo no quiero hacer esto, no quiero sufrir más, no quiero pelear más con él, no quiero enfrentarlo porque no soy fuerte y no puedo, no tengo más esa fuerza para enfrentarlo y seguirle sus juegos'. Empecé a caminar para el río entre barrios, me senté a descansar a una cuadra de una autovía, tenía mucha sed y me encontraba muy mareada para caminar así que le pedí por favor a una vecina de la calle si me podía convidar un vaso de agua. La mujer me vio rara y me preguntó '¿estás bien?' y le dije que sí. Pero no se veían muy seguros de creerme, ya que tenía muchos golpes a la vista.

Mi ex novio no paraba de llamarme, nuestra última comunicación fue una llamada en la que me dijo que estaba en mi casa con mis viejos, a lo que le respondí 'Qué bueno que vos estés ahí y le puedas decir todo a mis padres. Por mí deciles que me re cagaste a palos y no podía moverme por más de 16 horas, deciles que mataste a nuestro hijo (me obligó a hacerme un aborto), deciles que ahora su hija se quiere matar porque no quiere vivir más, porque no quiere sufrir más a causa tuya, deciles que mi razón de desaparecer y de encontrarme muerta es tu culpa, vos ya me mataste'.

Lastimada y desahuciada seguí pensando, pensando en que no quería sufrir más ni enfrentarme a él, ni seguir con todo este dolor. Pero mi familia no tenía la culpa de lo mal que me la hizo pasar este hombre y no podía sacarme la vida sin contarles la verdadera historia. Horas después intenté sacarme la vida (asfixiándome) y terminé unas horas inconsciente, deshidratada y sin aire. Se hizo de noche y yo seguía ahí pero ya estaba recuperada, tenía animales rodeándome, ya había soportado bastante picaduras de insectos (soy alérgica así que estaba toda brotada y con efectos secundarios). Seguí pensando y llegué a concluir que si no me pude sacar la vida era por algo, la vida me estaba dando una señal, que me estaba costando tomar fuerzas y aceptarla, sin fuerzas pero con un motivo. Por mi hije tenía que hacer justicia, me empecé a mover y a intentar caminar. Me dolía todo el cuerpo, ya era alrededor de las 10:30 de la noche, comencé a caminar desde la Costanera (barrio Norte). Había muchos ruidos de patrulleros y no me podían encontrar así, necesitaba pensar más cosas y decidí caminar hasta llegar a un barrio para buscar a una amiga que había pasado por situaciones de violencia. Sentí que ella me podía entender, que me podía escuchar sin hacerme preguntas y sin decir nada.

Le conté resumidamente lo sucedido aunque ya sabía algunas cosas, me dijo ‘amiga, yo te apoyo, yo te creo, es un desgraciado, yo no te dejo sola hasta que lo denuncies’. Ella me esperó y me acompañó en todo momento, me dio abrigo y agua. Luego de eso la Policía andaba por muchos lados buscándome, porque claro, cuando le dije a mi ex novio que me iba a sacar la vida fue lo único cierto que le pudo decir a mi familia. Todo Viedma-Patagones estaba buscándome y no estaba preparada para decir todo lo que me había pasado.

Recibí un llamado de Federico, lo atiendo y lo primero que me dijo fue: ‘sos una trola, así que te fuiste con un chabón, te fuiste con ese’. Mi amiga escuchó y yo contesté: ‘mirá, fue la única llamada que pude atender, tengo el teléfono con poca batería y me llegan muchas llamadas, me llegan muchas llamadas al mismo tiempo y no puedo contestar. Pero te atiendo a vos ¿y me decís eso? Sos una mierda, no te importa nada, me intenté sacar la vida porque me tenés cansada. Me hiciste mierda y sólo tenés eso para decirme, chau’.

Él me comenzó a decir ‘No, para (…) déjame hablar, estoy re mal boluda, me arde el pecho. Para todo esto, hablemos, denúnciame, hace lo que quieras, tenés razón, pero aparece por favor. Decime dónde estás y hablamos, no me hagas esto por favor, yo te amo”.

Yo le respondí: ‘Lo único que quiero es que reconozcas todo lo que me hiciste, ¿tenés algo que decirme antes de que te denuncie?’ No sé qué estaba pensando en ese momento, no cambiaría lo que dije pero quizás con tanta angustia y dolor necesitaba un poco de tranquilidad. Lo iba a denunciar igual.

Mi amiga me dice ‘No te encuentres con él, está conectado con la Policía y si la Policía te encuentra primero te van a tratar de loca, porque él está manipulando a tus viejos. Te mandan al hospital y te dan tranquilizantes, en síntesis, te dopan’.

No le hice caso y me encontré con él, no hay palabras para definir lo que me hizo vivir y lo vulnerable y confundida que estaba. Pensaba y sentía que iba a estar todo bien y terminó pasándome exactamente lo que me dijo mi amiga.

A los días de ese suceso, logré contarle a mi familia el calvario que había vivido. Mi familia reaccionó y no podían creer muchas de las cosas que les estaba diciendo. Mi ex en mi casa se mostraba muy diferente a lo que él era realmente, con su manipulación había logrado durante toda la relación hacerle creer una historia falsa a mi familia.

Con mi padre fuimos a denunciarlo a la Comisaría de la Mujer. La oficial que nos tomó la denuncia nos dijo “que la misma no iba a poder ser, ya que si él continuaba con la denuncia iba a ir preso por consentir una relación entre un mayor y una menor’. Prácticamente, nos insinuó que era un problema con él y no con Federico. Mi padre desde el desconocimiento decidió llamar a mi hermana que entiende de tema y le dijo que no es así, y le explicó. Con todas las preocupaciones y la angustia que había sentido mi familia cuando estuve ausente, y después de haberse enterado todo lo que realmente había pasado, hubo una descomunicación entre mi madre y mi padre.

Mi madre se acercó a la comisaría diciendo que no le importaba si la metían presa pero ella quería justicia. Hice una primera denuncia 3040 que impedía que mi ex se acercara a mí a partir de los 300 metros en adelante.

Federico irrumpió la orden varias veces provocándome, y como consecuencia se me dio un botón de pánico. No fue nada fácil obtenerlo, se venía un finde largo y temía por mi vida. Finalmente la Comisaría pudo darse cuenta de la gravedad del asunto y me lo dio. Aun así siguió haciéndolo varias veces.

Con el tiempo hice más denuncias y al día de hoy me encuentro en un proceso judicial con denuncias penales. Los cargos presentes que estuvieron en mi denuncia fueron por abuso y violación, privación ilegítima de la libertad, violencia física y mental y por los daños psicológicos que me hizo. Si bien lo denuncié por todo esto, no es ni la mitad de lo que me hizo.

Yo  sé que esto me va a traer dificultades, pero hasta acá llegó mi silencio. Vivo con traumas, ataques de pánico y ansiedad, sentimientos como el miedo y la vergüenza son parte de mí cada día. Estoy cansada de sus provocaciones al día de hoy. No estoy sola, tengo a mi familia, mis amistades y a la gente que me quiere y un equipo de apoyo todos los días. No me importa el infierno que se me venga, la plata lo puede mover todo, pero lo que no mueve es la fe que tengo en hacer justicia por mí y por mi hije”.

SI SUFRÍS VIOLENCIA DE GÉNERO LLAMA A LA LÍNEA 144 (DISPONIBLE LAS 24 HORAS).

SI ATRAVESASTE UNA CRISIS O PENSASTE EN EL SUICIDIO LLAMA AL 011 5275 1135 (DISPONIBLE LAS 24 HORAS).

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