"Jet lag alimentario": cómo nos afecta el desfasaje de comidas de cada fin de semana

Cuando llega el fin de semana descansamos, los horarios de comidas y las cantidades ingeridas cambian respecto a los cinco días hábiles en los que quizás nos cuidamos y comemos más sano e incluso nos ejercitamos.

El desfasaje alimentario provocado esos dos días a la semana: sábado y domingo de comidas varias, genera un impacto corporal que puede hacernos engordar hasta cuatro kilos en un semestre.

Una investigación realizada por investigadores del Ciberobn en la Universidad de Barcelona asoció la irregularidad de horarios en las comidas durante los fines de semana, el denominado "jet lag alimentario", con un aumento del índice de masa corporal (IMC), cuya consecuencia es un mayor riesgo de padecer obesidad.

El estudio incluyó a 1106 personas (de 18 a 25 años). Se utilizaron modelos para examinar las asociaciones del desfase horario en la alimentación con el IMC y las variables relacionadas con el ritmo circadiano. Finalmente reveló que cuanto mayor es el desfase entre la semana y el fin de semana, mayor es el índice de masa corporal.

Si se está intentando bajar de peso y durante los fines de semana se descuida el hábito y se aumentan las raciones o incluso se hace alguna comida más al día, no se consigue el diferencial energético suficiente como para quemar grasa. Otro de los problemas que detectaron los especialistas se presenta cuando se intenta compensar las ingestas diversas.

Especialistas afirman que lo ideal sería mantener todos los días una estabilidad tanto de horarios en las comidas como de calorías consumidas y duración del ayuno nocturno. De esta forma se protege la salud y se reduce el riesgo de sufrir accidentes cardiovasculares, diabetes tipo 2, obesidad abdominal e hipertensión arterial.