01/08/2021

Un sábado animado, rebosante de gente, colores y recreación

Un sábado animado, rebosante de gente, colores y recreación

Entrar a ese sitio es como estar en otra ciudad, por la fisonomía distinta que adopta el amplio playón, y las necesidades que los feriantes tienen de llevarse algo en el bolsillo.

A lo largo y ancho de todo el predio, se multiplican los vendedores y los visitantes, pero todos –por miedo al contagio al coronavirus, con vacunas o sin ellas- se desplazan con barbijos.

En este lugar, pintoresco hay de todo, como si fuera un salvavidas en este momento, y a veces no importante si hace frío, o si la manta con bijouterie está sobre el piso.

Está presente aquella que hornea torta fritas, y cuando ve que le va bien, se anima a comprar un tejido o una planta a la joven que trae de su invernadero del barrio Castello.

En los extremos, los chicos se divierten tras la pelota, sin importarle los temas tropicales por los que el dj opta durante la tarde.

“Nosotras estudiamos, y aprovechamos la feria para tener un pequeño ingreso con ropa o libros”, cuentan las hermanas Valeria y Sofía Pereyra.

Frente a ellas, está la artesana Ana María González. Agudizó el ingenio, y con un pequeño aparato corta botellas con la que fabrica vasos, a los que adorna con sticker.

“Empezamos en 2012 con 15 personas, y juntando a las chicas de tejido del barrio, solicitamos permiso, y después esto fue creciendo por un boca en boca”, cuenta Marina Barra la coordinadora Feria Solidaria.

Destaca que “hoy perdí la cuenta (de la gente que viene), salta a la vista que hoy está superada (la feria), y que es algo bueno, porque es mucha la gente que viene, y lo tomo como una bendición”.

El lugar quedó chico en todo sentido. Faltan estacionamiento y baños químicos, lo que es reclamado por algunos feriantes.

Este paseo de compras ya es un clásico para mucha gente de los distintos barrios.

Para quienes no lo conocen demasiado, puede aparecer como una nueva actividad por descubrir.

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