El Puente Ferrocarretero amanece en soledad

Ayer hicimos un relevamiento fotográfico de la inédita imagen de la costanera viedmense, que pasó de ser el lugar más concurrido al más vacío, en el marco del aislamiento obligatorio. 

Ahora realizamos un recorrido por otro ícono local: el Puente Ferrocarretero, popularmente conocido como el Puente Viejo.

Con el cierre de la estructura que une a Viedma y Carmen de Patagones, con el río Negro de por medio, se han producido varias quejas por abarrotamientos en el Puente Nuevo. Sin embargo, esta medida privilegia concentrar el paso en un sólo sitio para mayor eficacia en los controles. 

Las postales del Puente Viejo parecen las de una película post Apocalipsis, dado que en todo momento se lo acostumbra a ver con tráfico vehicular y peatonal. Esta situación es aprovechada únicamente por las palomas, que reposan sobre los techos en una suerte de recreo eterno. 

El símbolo de nuestra comarca desde 1931 nunca estuvo tan sólo y como se repite a ultranza, depende de nosotros cumplir a rajatablas con la cuarentena y que la ciudad vuelva a ser lo más normal posible.