Viedma y don Raúl Alfonsín

Justo hoy, a 11 años de su partida, su enseñanza no solo perdura, sino que se actualiza.

Vivimos fechas sensibles. Hace pocos días recordábamos el aniversario del golpe de Estado de 1976. Lo hacíamos desde el interior de nuestras casas, sin poder ir a la plaza, pero revalorizando la lucha, como siempre lo hemos hecho, y recordando la voluntad y firmeza de Raúl Alfonsín para consolidar la democracia.

No fue un presidente más. Además de marcar el inicio del periodo democrático, fue el único capaz de hacer frente al peligro cuando el peligro asechaba.

No le tembló el pulso para firmar los decretos por los cuales se iniciaba el periodo de enjuiciamiento de las juntas militares en la justicia civil.

Ese hecho trascendental debilitó de tal forma la corporación militar que nunca más fue posible un golpe de Estado en nuestro país.

Y cumplió con el principal objetivo de aquella campaña de 1983: el de entregar el poder democrático al presidente elegido por el pueblo. Y así fue.

Pero Raúl Alfonsín no solo no fue un presidente mas para todos los argentinos, no lo fue para nosotr@s, los viedmenses.

Elegida Viedma para refundar la segunda república, erigió uno de los proyectos que, de haberse concretado, hubiese significado alcanzar un mayor grado de igual entre todos los argentinos.

Desde entonces, Alfonsín siempre guardó un afecto especial por Viedma y por su gente.

En varias de sus visitas, ya alejado de la función pública, expresaba su lamento por no concretar el ansiado proyecto.

Hasta porfiaba haber sido contemplativo y obedecer consejos, asegurando que de ser por él, se hubiese venido solo y en carpa.

Hoy lo recordamos, desde la misma ciudad donde hace ya 34 años anunciaba la marcha al sur, al mar y al frío, asegurándonos que somos fieles a su legado, de levantar las banderas de la democracia, el dialogo y el consenso.

Somos los hijos de la democracia: esa democracia que se pudo construir a base de un pensamiento colectivo, pero que no hubiese sido posible sin la firmeza y la pasión pueda por el ultimo gran estadista de nuestro país, que ha sido Raúl Ricardo Alfonsín.