25/10/2020

Soledad Vercellino “Lo más apasionante de la tarea educativa es acompañar”

Indagamos sobre el reto de la educación a distancia en tiempos de hiperconexión

 

Soledad Vercellino es una mujer ganada a la docencia y le encanta investigar. Cuando hablás con ella, transmite sus ideas sin dejar escapar el contexto para ponerte en tema, siendo una clara pista de una vocación que excede a sus tareas formales.

 

Nacida en Puan, un pueblo de la Provincia de Buenos Aires, se vino a Viedma a estudiar la Licenciatura en Psicopedagogía en la Universidad del Comahue, después de ahí se quedó trabajando en el ámbito educativo. Con varias maestrías y doctorados, actualmente trabaja como docente investigadora en la Universidad Nacional de Río Negro y dirige la Escuela de Humanidades y Estudios Sociales de la Sede Atlántica, también es docente regular de la Universidad del Comahue en el área de Teoría y Metodología de la Investigación. Sí, son muchas tareas y a eso le sumamos ser tutora de tesis, dar ponencias  y hacer vida más allá de las aulas físicas y virtuales.

 

Esta semana nos propusimos indagar sobre el proceso educativo en tiempos de pandemia, temporada en la que hubo que adaptarse muy rápido y en un lapso de una semana a 15 días trasladar los materiales y modo presencial a un entorno virtual como único espacio, y ya no como una forma de encarar algunas materia o curso específico.

 

 

Ingresar y quedarse

Para Vercellino el contexto de pandemia es una nueva oportunidad para visibilizar distintas realidades que han acompañado al sistema educativo como la generación de oportunidades, no sólo de ingreso sino las condiciones para su permanencia “la retención universitaria es un problema, la deserción en el primer año alcanza el 40% y en algunas carreras mucho más, ese es un gran pendiente que con la pandemia quedó más desnudo”.

 

La herramienta y las condiciones

Lo que se daba por sentado, la realidad lo puso a prueba y en este caso estamos hablando del acceso material, tener un grupo de estudiantes nativos digitales no fue suficiente para que llevaran adelante la cursada “nos dimos cuenta que muchos estudiantes no tenían herramientas mínimas que suponíamos que tenían: computadoras, buen acceso internet y también las habilidades cognitivas, suponíamos que estos estudiantes podían manejarse en los entornos virtuales con cierta fluidez y no es tan así”, explica.

 

El entorno y lo pedagógico

En el caso de la docencia, el reto viene asociado con el cambio del entorno desde donde se imparte cada clase, hay un desafío didáctico y pedagógico “la enseñanza no es una tarea rutinaria y repetitiva sino que es una tarea profundamente especializada, en donde el profesional está todo el tiempo tomando decisiones sobre qué enseña, qué hay de nuevo para incorporar, todo esto vinculado al saber hacer y el saber estar en este nuevo entorno que la virtualidad”, indica.



 

 

La docencia es una actividad profundamente humana

 

Las reglas del juego cambiaron, los espacios también y en este proceso de reconversión están inmersos por igual estudiantes y docentes “nuestra condición humana está generando el acto de educar y mucho de lo que acontece en la transmisión tiene que ver con la condición humana, no con una cuestión técnica sino con procesos” explica Versellino y agrega que en la transición del modelo al que estamos acostumbrados a este 100% de entorno virtual, lo encararon con lo que tenían, poniéndo a prueba estrategias, pedagogía y saberes “nos aferramos a lo que sabíamos, fue una conmoción”.

 

Lo que se daba por sentado cambió, el encuentro en el aula, las rutinas tal y como se les conocía fue alterada y “el bagaje de ideas que teníamos, muchas de ellas, no sirvieron en lo que teníamos planificado. No sirvió lo que tenemos en la cabeza acerca de cómo era esta tarea, no sirvió, entonces el cambio fue muy profundo. Sería muy arriesgado decir que todos respondimos de la misma manera y todo el tiempo replicamos aquello que nos daba seguridad. Yo creo que cuando nos animamos a recrear, a pensar de otro modo y hacer otras formas, fue cuando nos volvimos mejores”.

 

-¿Nos podés dar 5 recomendaciones para ayudar a estudiantes a ser más efectivos en la cursada bajo el contexto actual y que estimule su proceso de aprendizaje?

 

1.- En educación no hay presagios que sean destinos. Empezar la universidad, una nueva materia, un nuevo año es siempre una nueva oportunidad. Tu historia escolar previa viene a cuestas, pero no determina.

 

2.- No estudies sólo lo que te sea útil. Los aprendizajes más importantes no se programan ni tienen que ver con la utilidad. Lee de todo,  hablá con distintas personas, conocé otras formas de ver y hacer en el mundo. Amigate con la diversidad.

 

3.- No te asustes ni claudiques cuando algo del displacer, del disgusto aparezca. Estudiar, trabajar para aprender algo nuevo, es un trabajo. Supone algo de placer (de esas sensaciones que vienen luego de un esfuerzo)  y también tiene cuotas de displacer. Sostenerse más allá de esos momentos es la clave.

 

4.- Hay que amigarse con el error. Es horrible salir mal en un examen, desaprobar una materia. Pero en nuestras historias educativas seguro recordamos más aquello que nos salió mal que lo que salió bien. Es más, hay errores que nos indican la dirección en la que debemos avanzar.

 

5.-Nunca creas que estás solo/a. Estudiar es una práctica que involucra a varios. Busca a otros/as, apoyate en tus compañeros/as y en tus docentes. Se aprende entre varios. El empeño y responsabilidad es personal, pero también colectivo.

 

 

-¿Qué es lo que más te gusta y  apasiona de lo que hacés día a día con tu profesión?

- No tengo dudas que lo más apasionante de la tarea educativa es acompañar, cuando tomás conciencia de que estás acompañando procesos de transformación subjetiva y porque la experiencia de formación en cualquier nivel tiene que ver con una experiencia de transformación. Ese proceso es maravilloso, es sumamente gratificante y también es vertiginoso porque así como podemos promover y habilitar oportunidades para enriquecer a estudiantes, también podemos ser obstaculizadores y dejar marcas no tan posibilitadoras. Entonces es tomar conciencia de ese lugar que se tiene desde la docencia,  en donde lo que se va a enseñar en algún momento pasa a un segundo plano y lo importante es esa experiencia que se vuelve una responsabilidad inmensa, que a mí a veces me asusta, pero no me cabe duda de que finalmente lo que tengo para enseñar para mí muy importante. 


 

Por: Leomarys Ñañe

Fotos: Vanesa Schwemmler

 

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