09/08/2019

Los árboles de incienso están al borde del colapso

El olíbano, o incienso,  usado a lo largo de la historia en la medicina y en los servicios religiosos, es cada vez más escaso.

Los árboles de incienso están al borde del colapso

 

Durante miles de años, las culturas de todo el mundo han venerado el dulce aroma del olíbano, o incienso.

Pero es posible que el olíbano no exista por mucho más tiempo, advierte un estudio publicado el 3 de julio en la revista Nature Sustainability.

“La primera vez que mencioné que el olíbano estaba bajo amenaza, hubo pánico”, dijo Frans Bongers, un ecologista en la Universidad e Investigación de Wageningen en los Países Bajos, quien dirigió el estudio. “Mucha gente me pregunta al respecto”, incluyendo el clero católico, que lo utiliza en los servicios de la iglesia.

El olíbano es una resina aromática utilizada en inciensos, perfumes y medicinas naturales. Se obtiene de Boswellia, un género de árboles y arbustos endémicos del Cuerno de África, la Península Arábiga y partes de la India.

 

 

Cuando los picadores de olíbano hacen cortes en la corteza leñosa de algunas especies de Boswellia madura, escurre savia.

Al secarse se convierte en una costra de resina, que se cosecha y se vende cruda, o es convertida en aceite o incienso.

Cada año se exportan miles de toneladas de olíbano. Pero al aumentar la demanda, la sobreexplotación y la degradación de los ecosistemas están llevando a las poblaciones al borde del colapso. Los autores del estudio estiman que la mitad de los bosques intactos -y la mitad del olíbano que producen- habrán desaparecido en 20 años.

Bongers y sus colegas estudiaron la Boswellia papyrifera -la especie responsable de la mayor parte del olíbano del mundo- en Eritrea, Etiopía, Sudán y Darfur. Los bosques estaban viejos y moribundos, y la mayoría no había producido un árbol joven en medio siglo.

 

 

Encontraron que el problema era que había más gente. Queman bosques para la agricultura y permiten que el ganado paste en los bosques.

Anjanette DeCarlo, una ambientalista en la Universidad de Vermont, y ajena al estudio, ha trabajado con olíbano en Somalilandia. Ella sugiere empoderar a los dueños de tierras y crear plantaciones.

Ya hay plantaciones en Omán, y en Somalia ella ha plantado viveros con árboles que pronto estarán disponibles para patrocinio.

Salvar estos árboles raros, dijo, también protegería su hábitat amenazado.

 

The New York Times

 

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