03/05/2019

“La danza te va armonizando”

Elda Álvarez de Wyss con casi 50 años de trayectoria en la danza nos cuenta cómo logra transmitir la pasión por el baile.

Elda Beatriz Alvarez de Wyss es profesora de Danza y Fundadora del Estudio de Danza Maera´s, en Viedma, allí nos recibió para entrevistarla en una tarde concurrida de clases. Al entrar, empezás a conectarte con una atmósfera distinta. El ruido, la calle, y los autos quedaron del otro lado porque acá hay algo más: has cruzado la puerta ó al menos una.

 

El espacio te va dando pistas del recorrido de una mujer que en los años 70’s se vino desde Chaco a enseñar filosofía a la Comarca porque se recibió en esa especialidad y en Ciencias de la Educación, además de ser Profesora Superior de Danzas egresada de la Universidad Nacional del Nordeste.

 

De entrada, un placard a la vista, muy ordenado con vestidos de colores llamativos que usan sus alumnas, al seguir avanzando distintas fotos enmarcadas, diplomas y recuerdos dan cuenta de algo en común entre su vida familiar y su vida profesional: la danza. Al fondo vemos otra puerta, desde donde se pueden escuchar murmullos de voces infantiles y de mujeres con el eco característico de un salón de baile, pero esa puerta la cruzaremos más tarde. Por lo pronto tomemos asiento en la recepción para hablar con Elda de cómo, con casi 50 años de trayectoria, la danza sigue cambiando vidas.

 

 

 ¿Qué es la danza para vos?

Para mí la danza es todo, es una forma de vida, así lo encaró mi familia y así lo encaramos todos acá. A mi me gusta mucho el ballet. Cuando yo estudiaba era necesario aprender todas las ramas de la danza. La técnica clásica era primero pero también tenías danza del mundo, baile flamenco, regional, folklore, tango y en todas todas me recibí. En ese ínterin fueron naciendo mis hijos, se puede decir que  nacieron dentro del salón de danza, o sea a los 2 o 3 años ya bailaban.

               

 ¿Todos participan de las artes?

Sí, pero el mayor tenía ese prejuicio hacia los bailarines, él de chico bailaba folklore, tocaba la guitarra, pero ballet no. Después nació mi hija y a los 3 años ya empezó a bailar, me la pusieron en escena sin que yo me diera cuenta en una fiesta grande en Conesa, de repente ella estaba sobre el escenario ¡y bailó!, el otro ya nació directamente en el salón de danza porque de chiquito comenzó a bailar y a los 7 años entró al Teatro Colón. Su vida y su casa es el Colón.

                                                   

 ¿Cómo surge dedicarse al mundo de la danza?

En una fiesta comenté que yo bailaba, me hicieron salir a bailar, yo salí y bailé. Luego un día tocan a la puerta, dos señoras y me dicen “le conseguimos un lugar en La Peña Italiana”, que quedaba a 2 cuadras de mi casa, con 25 alumnas. Acepte y se empezó a llenar y a llenar. Después en Patagones seguí enseñando. En el 71 arrancó a academia. Yo pensaba guardar la danza como una cosa personal porque es normal en nuestra casa bailar, no pensaba que la gente me presionaría tanto para seguir con la danza.

 

Elda es una mujer de mundo que trabajó mucho en su formación y aunque cuando comenzó tuvo algunos conflictos con colegas docentes (porque para la época  parecía algo deshonroso enseñar danza o bailar) sus ganas de aprender y transmitir conocimiento fueron el combustible necesario para viajar a distintos lugares como  México, Estados Unidos, Barcelona, Marruecos, entre otros países, nos comenta que en ocasiones iba con alumnos, en otras a participar en festivales, pero de todos los destinos, recuerda con especial calidez Brasil y Cuba.

   

¿Qué le dejó el recorrido internacional?

Donde más aprendí lo máximo fue en Cuba, eran muy abiertos en su enseñanza. En Brasil, la técnica de baile infantil. En los colegios sacaban los bancos de la escuela, colocaban tapetes y se enseñaba ballet como una materia más, en todas las aulas enseñaban ballet.

Cuando fui a estudiar a Rusia tuve la autorización para filmar, y así lo hice, tomé muchas notas, tengo material para mis nietos y tataranietos. El recorrido internacional me dejó todo, desde aprender a lograr posiciones de abertura total y altura sin  lastimar hasta todo el trabajo relacionado con la fuerza dorsal, que permite alcanzar posiciones con mejores resultados.

Llegó el momento de cruzar la segunda puerta, esa que realmente nos separa de la cotidianidad para conectarnos con algo más. Los murmullos cobran vida, la música se escucha más cerca y entendemos las palabras que antes eran ecos dispersos. En ese espacio están las mamás que te comparten anécdotas, también sus hijas. Ves alumnas de todas las edades frente al espejo, algunas apoyadas en la barra, otras tan sólo viendo. Ahí está el salón con piso de madera y grandes espejos, para que a lo largo del tiempo cada una pueda ver su evolución, y a su vez el reflejo de la otra al lado como una señal de equipo, de estar siempre acompañada.

 


                 

¿A qué edad se comienza?

Lo ideal sería 6 años y a veces hasta te mienten la edad para empezar, porque las nenitas dicen “yo soy grande, yo sí puedo hacerlo”. Sí hay garra, pero cuando vos estás entrenada y entra una mamá con una nena, te das cuenta si va a andar o no. La alegría que trae esa criatura en la mirada y la energía ¡ya gané de entrada!. Cuando ves una nena con condiciones, le exigís un poquito más, un poquito más… y sin límites. Somos todas una familia, para mi mis nenitas son sagradas, las mamás y todas.

                 

¿Qué necesita una persona para aprender danza?

Primero tiene que tener un gran apoyo familiar, porque en cualquier tipo de danza se necesita del entrenamiento corporal, de alineación, de saber pararse, para apoyar los pies, se trabaja todo. La base está en la danza clásica, que es de posiciones abiertas, ahí se rota la pierna hacia afuera para lograr altura, para sostener los dorsales, la musculatura tiene que estar en orden y eso duele mucho. El trabajo de punta cuando ya tenés entrenado el tobillo, la fuerza en los pies, es duro y duele. Una vez que te acostumbrás, ¡ya está!.

En la danza hay un tema de vocación, de sentir, si a la persona le gusta no puede vivir sin eso. A lo mejor por ahí traen a alguien y a la larga se enamora del baile porque ya internalizó todo y se acostumbró, pero si no tiene la vocación, es preferible que no lo haga porque le provoca conflictos.

               

 

¿Qué enseñás en clase?

Cuando empecé daba folklore y era mixto, pero después me di cuenta que no podía atender a la familia junto a todas las danzas, era todo el día trabajando, entonces me decidí por la danza clásica, el ballet.

En las clases primero ejercicio de barra, calentamiento, todas las técnicas y posiciones de la danza clásica, trabajamos bastante el entrenamiento físico porque la bailarina debe tener fuerza, a pesar de que algunas son muy delgaditas, la fuerza está. En la clase de baile flamenco, se empieza con taconeo, braceo, bailes sencillos, también enseñamos danza árabe.

           

¿Cuál es el tipo de danza que más convoca?

Va cambiando. Cuando empecé a enseñar árabe por petición de personas fue un boom, yo decía: hay que contener un poco, porque fue una expansión demasiado grande. Y en el flamenco, al principio traía a bailarines importantes, la aceptación no fue tan inmediata.  

                   

¿Cuáles son las destrezas que se desarrollan en la danza?

Te sirve para expresar lo que vos estás sintiendo a tu gente, a tu público, dejás de lado la técnica y entrás en el camino del arte, te conectás con algo superior que no te puedo decir qué es…es una sensación, un sentimiento, un estar fuera de vos.

Yo creo que el artista tiene que superar el ego, no creerse todo. Yo le decía a mis hijos: una vez que te bajás del escenario, sos el mismo muchacho de siempre, no te creas divo, no te creas nada, porque ese es un don que Dios te dió y lo usás, lo das, pero no te lo creas….porque si vos te lo crees, ahí perdés.

               

¿Por qué recomendaría hacer danza?

Porque es una disciplina que te organiza todo, te ayuda a superar obstáculos, a luchar por lo que querés. Todas las angustias que podés pasar en la vida (que yo las pasé y muchas), la danza te va acomodando, te va armonizando. Superás miles de cosas porque en la danza vos sabés que con un poquito cada día, al final del año 1 cm levantaste más la pierna, es constancia. En la vida, cuando viene algo malo vos decís “ya va a pasar, tengo que ser fuerte”. El baile me sirvió para expresar todas mis angustias, era liberador. La danza sirve para la vida.

               

¿Cómo ve el interés por la danza en la Comarca Viedma - Patagones?

En el sur costó porque acá es más deportivo. Yo nunca entendí el deporte, pero sí agradezco que tuve buenos maestros. Ahora con la danza, se despertó de nuevo todo de golpe desde hace unos 5 años, el tema es que hay una gran confusión, hay muchas instructoras de baile que aprenden y empiezan a enseñar, pero es muy difícil enseñar danza porque la persona tiene que aprender a manejar su cuerpo y su cabeza también, por ahí no caer en una especie de exhibicionismo sino caer en el arte. La persona tiene que aprender verse,  a conocerse, a transmitir y que sea específicamente arte.

Yo creía que bailaba bárbaro ¿viste? Y mis maestras de danza me decían “no, estás en la puerta recién”  y yo pensaba ¿qué será estar en la puerta?

                 

¿Y qué es estar en la puerta?

Estar en la puerta es que vos todavía no entrabas en la conexión donde te olvidás de todo y es como que trascendés, entonces cuando yo veo que mi hijo baila, yo no veo a mi hijo, veo al artista, porque él sale de ahí.

               

¿Es eso que lo que los españoles le llaman duende?

Tienen duende y eso para mí la conexión con el duende, te energiza, te enriquece, te sentís feliz.

 

Poco a poco las alumnas se fueron yendo, el lugar también quedó en silencio. La profesora Elda Beatriz Alvarez de Wyss nos compartió su vida que tiene una marca de constancia, energía, calidez y disciplina. Orgullosa también nos contó sobre su hijo Gerardo Wyss, bailarín del elenco estable del Teatro Colón, joven con una trayectoria exitosa que vive entre Buenos Aires y México, además de participar en giras internacionales como invitado en distintas compañías de baile. Cada vez que puede viaja a Viedma para compartir con su familia.

 

Fotos: Daniel Idiarte

          Instagram Gerardo Wyss

 

 

 

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