24/02/2019

Lluvia de verano

Por Emilio De Rege

Lluvia de verano
Créditos: WEB
Créditos: WEB

 

El veranito que se estaba viviendo se terminó por ahora. El mercado puso un límite a la baja de tasas y reaccionó. El tipo de cambio se fue a casi $41 rápidamente. Frente a eso, el Central sube fuertemente la tasa y, según dicen, comienza a intervenir en futuros del dólar. El dólar se calmó. Y bajó. La tasa de referencia del BCRA llegó a un nuevo punto de equilibrio, más alto, luego de descontar una parte del descenso que venía teniendo desde Enero.


La intervención del Central evacuó dos de las dudas que planteaba el plan. La efectividad del programa frente a una eventual escapada del dólar y hasta donde Sandleris estaba dispuesto a reaccionar ante la misma. El pasado de la Argentina se hace patente cada vez que el dólar pega estos saltos. Mejor evitarlos.


Más allá de que sean correcciones propias del programa, o que correspondan al correlato del dato de inflación. Pensemos que si a partir del dato de Enero se corrigen al alza los datos esperados para los primeros tres meses (alrededor de 3%), es lógico que el dólar encuentre un nuevo equilibrio. Y también las tasas. El dólar es un síntoma, no una causal. Pero tiene un efecto, eso es innegable. Si el Central puede morigerar el impacto en un año en que no es necesaria incertidumbre adicional, tanto mejor.


Hay quien dijo en estos días que fue inconducente emitir dinero en enero para comprar dólares cuando éste perfora el límite inferior de la zona de no intervención. Si ante una eventual subida, que bien podría ser estimulada por la misma emisión, se encuentra prácticamente atado de manos para frenarlo a través de los mismos medios. Hasta ahora, sin embargo, el plan del Central parece dar resultados.


Al final, puso en claro que la calma cambiaria es una de las variables que va a sostener hasta el final. La calma dentro del programa, claro. Cualquiera podría argumentar que promediando noviembre del año pasado, el dólar estaba a 36 pesos. Pero bueno, el programa monetario prevé un corrimiento de la zona de no intervención al alza de 2%. Es decir, está previsto que suba el dólar. Pero de manera organizada. Todo esto es discutible. Lo que no es discutible es que no es lo más recomendable que el dólar salte más de dos pesos en una semana.


Este año está previsto que por una multiplicidad de variables, haya muchos dólares. El agro, Vaca Muerta, la minería y las economías regionales serán las principales causales. Ya Enero ha sido el quinto mes con balanza comercial positiva. Las razones son dispares. Todavía tenemos recesión (caen las importaciones), y aunque han caído las exportaciones (en gran parte por precios y por casos específicos que tiene gran incidencia en el total) el balance sigue dando positivo. El mantenimiento de esto es vital.
Por otro lado, el Estado tiene poder de fuego para frenar una eventual corrida. Para empezar, US$10.000 millones de dólares del tesoro, que quedan fuera del acuerdo con el FMI y podrían utilizarse para intervenir eventualmente en el mercado cambiario. Ahora, no todo el mundo está todo el tiempo sopesando todas las variables y se genera un clima de incertidumbre innecesaria.


No parece ser la voluntad del BCRA que los argentinos vivan innecesarias escaladas. No por ellos, sino por los efectos nocivos en la economía. Pensemos que, como hemos hablado antes, parte de la actividad económica depende de las tasas, del tipo de cambio, pero gran parte de las expectativas. Para volver a un ejemplo, trasladarán las bajas de tasas los bancos a sus tasas activas (al precio al que prestan el dinero) antes de que aclare el futuro de la actividad económica, es decir, si el sector privado va a recomponer sus ventas en algún momento.


La incógnita que deja el viernes, con un BCRA que no terminó de cubrir lo que buscaba en Leliqs, es si decidió no tomar más para no convalidar un aumento mayor de la tasa (la misma es flotante) o si no hubo suficientes ofertas para cubrir todas las que quisieron cubrir. En todo caso, el efecto ha sido expansivo. Siempre por dentro de las metas del programa, por supuesto.


Como siempre, en el plano político nacional, la economía es la protagonista excluyente. Se antoja que seguirá en el mismo sentido hasta Octubre. Es que, hasta hoy, es variable fundamental para los principales candidatos a disputarse la primera magistratura siguen siendo Mauricio Macri y Cristina Kirchner. Para uno por sí mismo, para el otro por su adversario. ¿Cómo es esto?


Si bien la imagen de Cristina Kirchner pareciera, lógicamente, blindada frente a los avatares que sufre la economía. Tiene también una mayor resistencia, o una más inflexible, de parte de sus detractores. Lo que hace que el mal desempeño de Macri no la beneficie necesariamente. Pareciera que un mal ejercicio en materia de economía beneficiaría a un eventual tercer candidato del peronismo, antes que a Cristina. Mientras que una eventual mejoría sí beneficiaría claramente a Macri.


Para el presidente, estos primeros meses son claves. Semanas como esta, llenas de incertidumbre, no lo ayudan ni a él electoralmente, ni a la recuperación. Frente a la economía, la gran dificultad del presidente es la falta de percepción de resultados positivos de su gobierno, mientras que la de Cristina es la incapacidad de poder capitalizar el mal desempeño del mismo. Su adversario se ve cada vez más erosionado. Más, eso no redunda en un crecimiento propio de importancia.


La tercera vía pareciera a todas luces la salida más lógica como planteo del peronismo. Hoy, sin embargo, no parece posible. Se antoja que dar confianza en un programa, o de la mera existencia del mismo, se dificulta en los partidos que no se encuentran en el gobierno. Vemos que mantienen caudal electoral los programas que fueron y los programas que son. Pocos creen en otra cosa. Los candidatos son los que fueron y los que son.


 

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