28/12/2019

“Para mí siempre el reto es renovarse”

El artista plástico Lautaro Vasiloff habla de su reencuentro con la Patagonia después de 20 años en Venezuela  

 

El maestro Lautaro Vasiloff forma parte de los primeros egresados de la Escuela de Arte Alcides Biagetti en Patagones, es técnico en Educación Artística, también pintor, percusionista, escritor, teatrero, titiritero y amante de la naútica. Con certeza, dice que “uno va signado por su historia”, detectando que Berisso, Viedma y Morrocoy (zona playera en Venezuela) tienen algo en común: el agua y la navegación. Después de 20 años fuera del país, regresa a la Comarca para reencontrarse con la Patagonia, con el paisaje y sus colores que ahora incluyen algunas pinceladas Caribeñas. 

 

Con la energía del fin de año y comienzo del 2020, tomamos el lienzo el blanco para renovarnos junto a Lautaro Vasiloff, un hombre que toma el reencuentro como palabra clave para integrar vivencias. 

 

-¿Qué importancia crees que tiene el arte en la vida de las personas?

-El arte lo que logra es sensibilizar, en la medida que seamos más sensibles, vamos a estar más empáticos con los problemas que tiene la comunidad, los vecinos. Cuánto más espacio abramos a la cultura, tendremos un mundo mejor.

 

 

-¿Cómo surgió la decisión de mudarte al Caribe?

-Mi padre estaba en Venezuela, decidió pasar el resto de su vida ahí. Volvió con el regreso de la democracia. El 96’ nos agarró fuera de base, con problemas sociales y nos ofreció a los 3 hermanos ir a trabajar a Venezuela. Fue fuerte, si vas a integrarte a un nuevo lugar, tenés que aceptar las formas de esa cultura,  y eso ha sido un criterio en mi vida. Yo cuando me vine a la Patagonia ( nosotros somos de Berisso, de La Plata), veía a mucha gente que se quejaba del río, del viento. Y yo me di cuenta que era medio inútil quejarse del tiempo, porque es algo que no podés modificar. 

 

-Estuviste cerca del agua y de paisajes naturales en ambos países ¿cómo fue ese recorrido?

-Yo creo que uno va signado por su historia. Nací a orillas del Río de La Plata en Berisso, después me vine acá a vivir a orillas del río, y del mar. Cuando me fui a Venezuela, viví en Valencia, una zona montañosa que tiene cerca la playa. Al cerrar una empresa que tenía, en consenso con la familia, decidí mudarme al Parque Nacional Morrocoy, un paraiso total.  Al momento de inventar preferí algo relacionado con el turismo, teníamos una lanchita. Eso le dio una calidad de vida a mis hijos que todavía me la agradecen, crecieron en esa especie de paraíso, íbamos a pescar, todavía mi esposa e hija viven ahí. Yo terminé siendo amante de los barcos, de la naútica. En mi pintura es muy frecuente ver barcos, muelles.

 

 

-¿Qué es lo que más te gusta pintar?

-Cuando llegué me pegó mucho el tema de el reencuentro con el paisaje local. Encontrar ese marco de Patagones que parece una aldea europea, con la iglesia arriba, el muelle y el agua, es una cosa maravillosa desde el punto de vista plástico. 

 

-¿Comarca inspiradora?

-Estamos como viviendo dentro de un cuadro, acá hubo grandes pintores como Biagetti, que se enamoraron del paisaje. La gente no es consciente, salimos a caminar y a correr por la costanera y no siempre nos detenemos a ver el paisaje, que es una especie de cuadro que cambia con la luz de la mañana y del atardecer.

 

 

-¿Qué significa el reencuentro para vos?

-El reencuentro también tiene que ver con reencontrarme con muchos amigos, gente, con toda una comunidad cultural. Es impresionante, pero en relación a la cantidad de habitantes, las salas de teatro, de música, de títeres, Viedma tiene una actividad realmente impresionante de la que me jacto desde los inicios. Después de la vuelta de  la democracia participamos de todo un movimiento cultural en el que hacíamos revistas literarias, obras de teatro, recitales, todo lo que antes nos prohibían.

 

-Viviendo en otro lugar ¿cambió tu paleta de colores?

-Te cambia. Uno pinta lo que tiene en el alma, en el cerebro, lo que adquiere. Uno tiene una imagen mental de la Patagonia, no de Viedma. Viedma- Patagones es un pequeño oasis dentro del contexto general de la Patagonia, que es una gran planicie desértica,  una estepa con los paisajes más estirados y lleno de grises, marrones, ocres. Cuando llegás al caribe, quedás deslumbrado por la luz, por el calor mismo y todo es más colorido. Los pájaros, las aves, las plantas, la tierra es roja, el mar es color turquesa, estás inmerso en un bombardeo de colores impresionante y evidentemente cambia. Yo llego ahora pintando un poco con la paleta más llena de rojos, anaranjados, amarillos, colores fuertes influenciados evidentemente por el caribe. 

 

-¿Qué te impulsa a pintar?

-A veces el motivo es una excusa, es una doble búsqueda. Una es la búsqueda plástica, que genera una especie de universo propio dentro del cuadro, un lenguaje . Y otra es una búsqueda de carácter más espiritual, del alma. Siempre están esos 2 caminos: expresar lo que siente y encontrar la solución a un problema plástico, para que se lleve un resultado más o menos aceptable. 

 

 

-¿Cuánto tiempo tardás haciendo un cuadro?

-Es muy relativo, en el artista plástico es una sensación de vértigo bastante fuerte. La génesis del cuadro es muy difícil, solamente necesitás una pequeña motivación, una imagen, una foto, un recuerdo. Arranco por acá y luego veo por dónde sigo.

 

-¿Cuál es el próximo reto?

-Para mí siempre el reto es renovarse, no repetirse. Desde hace rato tengo ganas de pintar más abstracto. La abstracción en la pintura no siempre se entiende. Le exigimos a la pintura ver objetos representados, pero por ejemplo a la música que no tiene letra, no le exigimos eso, no le exigimos que sea figurativa. Lo interesante en el arte abstracto es que uno proyecta sus propias experiencias y de alguna manera el que completa el cuadro es quien lo está viendo, con sus propias experiencias. 


 

-En este ir y venir ¿qué aprendiste?

-Yo quería tocar el tema de la migración. Yo tuve una muy linda experiencia en Venezuela, fui tratado como un venezolano más, la gente divina, cálida. Yo fui funcionario allá, fui Director de Cultura incluso cuando las leyes municipales decían que tenían que ser venezolano. Argentina es un país que se construyó a partir de la inmigración, y siempre tuvimos un país abierto, nos tocó a muchos irnos del país  en momentos difíciles y fuimos acogidos en distintos lugares del mundo. Somos ciudadanos del universo, del mundo. Los límites que ponen los países son líneas imaginarias, en realidad no existen. El mundo se está segmentando cuando en realidad debería estar uniéndose.

 

 

Fotos: Vanesa Schwemmler / Leomarys Ñañe / Gentileza: Marisabel Torres




 

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