23/11/2019

Contaminación acústica pone en riesgo alrededor de 100 especies

Animales terrestres y acuáticos se ven afectados por el impacto de la contaminación acústica generada principalmente en ciudades

 

La contaminación acústica se trata de uno de los problemas ambientales más graves, especialmente en zonas urbanas, según la propia Organización Mundial de la Salud. El exceso de ruido aumenta con creces el riesgo de padecer estrés, enfermedades cardíacas o tinnitus, además del deterioro cognitivo en los niños. También existen datos que confirman que daña a muchos otros animales, como pájaros cantores, delfines y ballenas.

 

Ha visto la luz una nueva investigación que confirma que el ser humano es un “importante contaminante global” que daña un rango vida animal mucho más amplio de lo que se pensaba hasta el momento. Publicado en la revista Biology Letters, el estudio sugiere que la contaminación acústica no solo daña a muchos animales, sino que también amenaza la supervivencia de más de 100 especies diferentes de todo el reino animal, incluidos anfibios, artrópodos, aves, peces, mamíferos, moluscos y reptiles, que viven tanto en la tierra como en el agua.

 

¿Cómo afecta la contaminación acústica a los animales?

Muchas especies dependen de señales acústicas para la comunicación: muchos anfibios, aves, insectos y mamíferos se sirven del sonido para negocios vitales como encontrar parejas o advertir sobre los depredadores. Si la contaminación acústica ahoga estos mensajes y los apaga o no llegan a sus receptores, se dificulta su capacidad de reproducirse o huir del peligro mortal, amenazando la supervivencia y la estabilidad de su población.

 

También acrecenta la vulnerabilidad a los depredadores, o al contrario, propicia que los depredadores no puedan encontrar alimento. Por ejemplo, murciélagos y búhos dependen del sonido para cazar y se ven impedidos para ello si el ruido oscurece los sonidos sutiles de sus presas. Aunque la contaminación acústica sea leve o intermitente, estos animales se ven forzados a gastar más tiempo y energía en la búsqueda de alimentos, lo que podría disminuir de forma alarmante sus poblaciones 

 

Los animales acuáticos pueden verse negativamente afectados: desde ballenas y delfines a larvas de peces. También las aves migratorias evitan las áreas con contaminación acústica, modificando la trayectoria de sus viajes y el establecimiento de sus hogares. Este fenómeno afecta en cadena a múltiples ecosistemas. Urge por tanto desarrollar estrategias para proteger a los animales del ruido para su subsistencia. La parte positiva, es que al contrario de otros tipos de contaminación como la de carácter químico, cuyas consecuencias tóxicas perviven en el medio ambiente durante años, el ruido desaparece en cuanto disminuimos o terminamos con su emisión.

 

Con información de Mother Nature Network

Fotos: web

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