20/11/2019

Parada de colectivos como refugio para abejas

El aprovechamiento de espacios urbanos a favor del medio ambiente son parte de las ideas que se expanden en el mundo. 

 

La ciudad holandesa de Utrecht decidió servir de apoyo a la preservación y cuidado de abejas cubriendo los techos de las paradas de colectivos con plantas para ellas.

 

Las abejas son la especie más importante de todo el planeta, de ellas depende un 70% de la agricultura y aunque su preservación es motivo de interés, también es cierto que el uso de pesticidas tóxicos o el cambio climático tienen a su población en peligro de extinción.

 

Sin embargo, hay lugares desde los que se piensan alternativas novedosas, ese es el caso de Utrecht , una ciudad holandesa en la que cubrieron los techos de cientos de paradas de colectivo con plantas como regalo para las abejas. ¿La vegetación escogida? plantas Sedum.  

 

Estos refugios no solo apoyan la biodiversidad de la ciudad, como las abejas y los abejorros, sino que también ayudan a capturar el polvo fino y almacenar el agua de lluvia.

 

¿Cómo funciona?

Los techos son atendidos por trabajadores que conducen vehículos eléctricos. Además, las paradas de colectivos fueron equipadas con luces LED de bajo consumo y bancos de bambú. Este “regalo para las abejas” forma parte del paquete de medidas diseñadas por Utrecht para mejorar la calidad del aire. El objetivo de la ciudad es introducir 55 nuevos colectivos eléctricos para fin de año y tener “transporte público completamente limpio” para 2028.

 

Energía alternativa para ciudades en movimiento

 

Además, la electricidad utilizada para alimentar los colectivos provendrá directamente de los molinos de viento holandeses. Utrecht también ejecuta un esquema que permite a los residentes solicitar fondos para transformar sus propios techos en techos verdes, contribuyendo a una economía más verde y a una ciudad sostenible y respetuosa con el medio ambiente. 

 

Cabe recordar la importancia extrema de proteger a los insectos, que se extinguen a una velocidad ocho veces mayor que la de los mamíferos, aves y reptiles. Los peligros que entraña esta grave pérdida de biodiversidad son de proporciones incalculables, ya que constituyen el corazón de la cadena alimentaria.

 

Si no se protege al planeta y se preservan los entornos naturales en una década habrá un cuarto menos de insectos, en 50 años solo quedará la mitad y en 100 años no habrá ninguno, tal y como advierte un estudio a gran escala publicado en la revista científica Biological Conservation.

 

Fotos: Ramon Poulissen

Con información de  Independent

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